armonía al mundo y son el alma del mundo que da sentido a la historia (Carta a Diogneto). Aun en el siglo 2, Celso podía atacar a los cristianos como gente ignorante desde su perspectiva «ilustrada» de un platonismo monoteísta, aunque no del todo libre de su mundo grecorromano politeísta. Sin embargo, sólo ochenta años más tarde, Orígenes le respondió como letrado brillante inmerso en la misma cultura. Los tiempos ya habían cambiado. La cosmovisión cristiana estaba en proceso de un cambio fundamental.
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